jueves, 18 de julio de 2013

No pierdas la esperanza


NO PIERDAS LA ESPERANZA


Os presento a "Esperanza". Éste es el nombre que puse a este pajarillo.

¿Queréis saber por qué?

Bien, os lo cuento.


Mi amiga Teresa llevaba varios días escuchando ruiditos en el tubo de la campana extractora. No había duda de que era algún animalillo, un pájaro o un ratoncillo. Yo pensé que podía ser que unos pajarillos hubieran hecho allí su nido...

El caso es que el ruidito no cesaba, y esta mañana me puse a investigar. El tubo era vertical, estaba herméticamente cerrado, y lo que fuera que hacía ruiditos allí dentro, parecía que no podía salir, que estaba atrapado.
Intenté desmontar partes de la campana, pero no podía acceder a dónde estaba el animalillo. Intenté desmontar el tubo, pero estaba sellado muy fuertemente, y no podía abrirlo. Hubo un momento que me dije: "no puedo sacarlo". Pero algo me impedía dejar allí encerrado a aquel ser vivo. Sea lo que fuese, llevaba allí varios días, y debía estar pasándolo muy mal.
Y entonces no paré hasta que pude separar el tubo de la junta, y abrirlo.

Y allí estaba, este pajarillo, un vencejo, atrapado en ese pequeño y oscuro agujero, luchando por salir desde hacía días, sin conseguirlo. Me pareció agonizante, con la punta de las alas retorcidas y pegadas por la grasa. Sin embargo, no se había rendido.

Lo cogí entre mis manos, le di calor, le di de beber un poco de agua, vi como abría los ojos, y sentí en mi mano como su pequeño pero fuerte corazoncito vibraba cada vez con más vida. Le limpié las alas, la cola y el vientre con un poco de agua, para que se despegaran las plumas.

Tenía que pasear a mi perro (que por cierto, no hacía más que ladrarle), y lo llevé por la calle en la mano. Él se dejaba llevar, iba recuperando cada vez más vida.

Aún así, yo creía que iba a tener que cuidarlo bastante tiempo, puede que días, por que estaba en un estado lamentable.


Pero él, ya hacía intentos por escapar de mi mano.


En un jardín, ya hizo el intento de volar, aunque cayó al suelo torpemente. Pero no dejó de intentarlo. Cada vez un poquito más lejos, con más fuerza.


Hasta que, al fin, se sintió tan seguro que voló, y voló más, hacia el cielo azul. Me despedí de "Esperanza" con la vista puesta en su grácil vuelo, y con el corazón alegre y esperanzado.



En cuestión de una hora y media, ese pajarillo pasó de estar condenado a morir en un agujero oscuro, a volar libre y alegre por el cielo.


Y siento cómo esta pequeña historia trae a mi corazón y a mi vida un gran mensaje de esperanza, un gran mensaje de Fe.



Puede que haya personas que piensen: "Bueno, no es más que un simple pájaro sin importancia".


Pero, ¿no nos sentimos nosotros, en muchas ocasiones, como pequeños pájaros, indefensos, atrapados, sin esperanza, sin salida, sin poder volar?

¿No nos parece a veces que nuestra vida está en un callejón sin salida, y que nadie puede o quiere ayudarnos?


Si Dios puede hacer ésto por un pequeño pajarillo, ¿Qué no podrá hacer por nosotros, sus hijos?


Yo te digo: "No pierdas la esperanza". Dios tiene un millón de maneras de ayudarnos. Lo único que tenemos que hacer es pedírselo desde el corazón.

Y nos mandará una mano en forma de ayuda, en forma de salida, en forma de sanación. Seguro.


Ten esperanza, ten Fe en Dios, y volverás a volar por el cielo azul.


Juan Ramón Díaz Ruiz.


"Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos". Mateo 10:31.


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