La razón de existir de una fuente es la de dar agua fresca y limpia a todo aquel que se acerca a ella, sin condición.
La fuente no niega su agua a quién considera que no es merecedora de ella, pues no fue hecha para hacer distinciones.
La fuente no se cansa de dar agua, por que no es ella quien la genera, le es suministrada por un manantial inagotable.
La fuente no llama a la gente para que beban de su agua, las personas sedientas acudirán a ella cuando la necesiten.
La fuente no se siente menos útil por que beba más gente de otra fuente del parque, simplemente es feliz sirviendo plenamente a todo el que se lo solicita.
Todos somos fuentes, y nuestra razón de existir es la de dar nuestra agua más pura a todo aquel que pase por nuestro lado, pues todos estamos alimentados por el mismo manantial inagotable.
Juan Ramón Díaz Ruiz.
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